martes, 24 de mayo de 2016

Noti Habana



PIEZAS CON CULTURA, HISTORIA Y TRADICIONES A CUESTA





La Habana tiene innumerables atractivos, piezas, calles, escenarios, edificios y parques que hacen las delicias de los fotógrafos y turistas, sin embargo, en esa lista los monumentos representan un impacto visual determinado, de ahí que en esta entrega seleccionemos esas piezas con mucha cultura, historia y tradiciones a cuesta.    Una ciudad como La Habana, fundada en noviembre de 1519, tiene sobrados encantos que pueden repletar listas amplias de novedades, atractivos y miradas, por lo que para esta oportunidad de este paseo semanal por Cuba escogemos los monumentos más atractivos de la capital insular.    Monumentos asociados a hechos y personalidades, muchos de ellos con una belleza sumamente interesante, otros vinculados a pasos cotidianos de los peatones o simplemente ubicados en escenarios a los que otorgan distinción particular.    En nuestra lista al respecto colocamos (en nuestros Top 10 el orden no es precisamente lo relevante) varios lugares ineludibles en un recorrido por la urbe capitalina como son los casos:    Plaza de la Revolución y Monumento al Héroe Nacional José Martí, Capitolio de La Habana, Monumento a José Martí en el Parque Central, El Templete, El Centro Gallego (hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso), Basílica y Plaza de San Francisco de Asía, Monumento al Maine, Monumento a José Miguel Gómez, Monumento a los ocho estudiantes de medicina y Torreón de San Lázaro.     Se trata de lugares que pueden hacernos detener los pasos por algunos momentos, quizás más tiempo, leer tarjas, tomar fotos y disfrutar de unas estructura sumamente atractiva. 


1.- PLAZA DE LA REVOLUCIÓN Y MONUMENTO A JOSÉ MARTÍ     Este es el lugar más emblemático no solo de La Habana, sino de Cuba, y tanto por su significado actual vinculado con la Revolución Cubana de 1959, como con sus orígenes.      La Plaza de la Revolución José Martí constituye sitio de singular valor histórico por haber sido escenario de muchos de los principales actos y acontecimientos políticos y culturales de la nación.     En ella y su gran explanada se clausuraron congresos del gobernante Partido Comunista, eventos internacionales, actos de solidaridad, desfiles militares y otros acontecimientos.     Este escenario fue terminado el 16 de julio de 1961 y en su momento se llamó Plaza Cívica.    La idea de la construcción de esta plaza surgió a inicios de la década de 1940, cuando se convocó a un concurso internacional para levantar un monumento a José Martí en esa zona de la capital cubana, donde antaño estuvo la Ermita de los Catalanes.     En 1943 se emitió el fallo correspondiente, pero transcurrieron varios años antes de que volviera a hablarse del asunto.  En 1952 en vísperas del centenario del natalicio de José Martí, una comisión gubernamental desestimó el proyecto ganador del mencionado concurso y decidió que se erigiera el que había quedado en tercer lugar.         Se alegó que su estructura vertical era más apropiada, pero el hecho despertó suspicaces comentarios y una aguda polémica de alcance nacional, toda vez que uno de los autores del proyecto favorecido era nada menos que el ministro de obras públicas y además coordinador de las obras de la plaza.    Estos datos no serían algo sino tomara el vuelo que tomo la Plaza luego de 1959 como eje de encuentros masivos de los cubanos.    Con una altura de 112, 75 metros hasta la torre de remate y de 141, 995 hasta los faros y banderas, el monumento a José Martí constituye el punto más alto de La Habana. Cuenta con un diámetro total de 78, 50 metros. La pirámide, de aproximadamente 28 metros de ancho, posee un elevador interior de 90 metros de recorrido y una escalera de 579 peldaños    En el área de la base del monumento se encuentra el Memorial José Martí, en este se leen 79 pensamientos martianos grabados con letras color oro, distribuidos en los cinco salones que allí existen. La parte superior es una réplica de la planta baja.    Otra novedad la aporta que en el piso están reflejadas las distancias existentes entre el monumento y las capitales de 43 países, así como de ocho lugares del territorio nacional. Desde sus balcones, en días de gran visibilidad, se puede divisar el paisaje habanero a una distancia de 60 kilómetros aproximadamente.

 2.- CAPITOLIO DE LA HABANA    Definido como una edificación típica del turismo cubano, El Capitolio de La Habana constituye hoy especie de mito, cuando viajeros de todo el mundo buscan tomarse una foto frente a su escalinata.    Con su cúpula marcando la silueta de una urbe moderna y cosmopolita, además posee el lugar un brillante, indicador del kilómetro cero de las carreteras del país, símbolo del desarrollo del transporte.  

  Destinado en sus orígenes al Congreso de la República, en los más recientes tiempos fue además sede del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), convertido desde sus inicios en uno de los edificios más representativos de la villa.    Ahora está en remodelación para devolverlo a su función inicial, sede del Parlamento, en este caso de la Asamblea Nacional del Poder Popular.    El inmueble ocupa una superficie de 388 mil 700 metros cuadrados entre las calles Paseo del Prado, Dragones, Industria y San José, y fue inaugurado el 20 de mayo de 1929.    Precisamente a su alrededor destaca lugares de interés para turistas como es el caso de la Real Fábrica de Tabacos de Partagás, el Parque Central, La Fuente de La India, y el Paseo del Prado o José Martí (en honor al Héroe Nacional Cubano).    Como nota curiosa, su construcción duró tres años, dos meses y días, y las obras fueron dirigidas por el arquitecto Eugenio Raynieri Piedra. En esa edificación participaron ocho mil personas y el valor total llegó a 17 millones de pesos.    Los historiadores recuerdan que hasta finales de los años 50 del pasado siglo funcionaron las Cámaras de Representantes del Senado en ambas alas del edificio.    Cúpula, escalinata y jardines constituyen toda una postal de La Habana. Las dos imágenes en bronce que custodian la entrada principal resultaron obra del italiano Ángelo Zanelli.    La escultura de la izquierda significa el trabajo y la de la derecha la virtud tutelar.    Sin embargo, el interior también asombra a los visitantes, pues luego de ascender los 55 peldaños de la escalinata inicial descubren maravillas. Aparecen tres grandes puertas, también de bronce, con 10 cuadros de bajorrelieve con la historia nacional representados.    Acto seguido se llega al sitio más conocido mundialmente: El Salón de los Pasos Perdidos, con estilo ecléctico y al centro el brillante que marca el kilómetro cero de las carreteras de Cuba, como ya escribimos.    En ese mismo salón se encuentra la estatua de la República –también obra de Zanelli- (49 toneladas de peso y 17 metros de altura).    Otros son los encantos añadidos del inmueble como los salones Baire, Bolívar, Baraguá, Yara, Jimaguayú, Martí, el Hemiciclo Camilo Cienfuegos, o las Escaleras del Honor, referencias a celebridades, y sitios de la historia de la Isla y la América.    Adornado con galerías donde se imponen figuras, mármoles, espejos venecianos, maderas preciosas como la caoba, siluetas estilo rococó, a partir del renacimiento italiano o la Francia napoleónica, indudablemente su belleza obliga a la meditación y depara el deseo de emplear algún tiempo para visitarlo.

 3.- MONUMENTO A JOSÉ MARTÍ EN EL PARQUE CENTRAL    La Estatua de José Martí (Parque Central de La Habana), fue develada el 24 de febrero de 1905, realizada por el escultor cubano José Vilalta de Saavedra, quien fue contratado por la Asociación del Monumento a Martí, encargada de dirigir la construcción de la obra.    Esa  estatua fue erigida en el Parque Central, en el sitio que durante años ocupó la estatua de mármol de Isabel II (bajada de su pedestal el 12 de marzo de 1899), la primera estatua de José Martí en Cuba.     Fue develada en 1905 en ceremonia que encabezaron el Generalísimo del Ejército Libertador Máximo Gómez y el presidente Tomás Estrada Palma.

 4.- EL TEMPLETE    El Templete es sitio primigenio de la fundación de La Habana el 16 de noviembre de 1519, y como dato curioso, recientemente retiraron el árbol de Ceiba que estaba ahí desde los años 60 del pasado siglo, pues esta planta siempre se sustituye por una nueva cuando la anterior muere, para siempre recordar el sitio donde estuvo la primera.      La ceiba es célebre entre los habaneros porque es tradición dar tres vueltas alrededor de este árbol en la noche del 16 de noviembre, fecha en la cual se celebra la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana. El árbol, que llevaba 16 años en el lugar  ya mostraba señales de deterioro debido al comején, por lo cual fue retirado.    A mediados del siglo XVIII murió la primera ceiba y  ya fue reemplazada varias veces hasta llegar a la retirada en estos momentos que la sembraron en 1960.    Pero El Templete es el monumento de realce, en su derredor, se trata de un pequeño templo grecorromano erigido en 1828, cuya construcción se debe al coronel  Antonio María de la Torre y Cárdenas, bajo los auspicios del capitán general y gobernador Francisco Dionisio Vives y el obispo de La Habana Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa.    Ubicado actualmente en Baratillo entre O”Reilly y Enna, Plaza de Armas, La Habana Vieja, la edificación es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1982, pues allí se oficio, debajo de la ceiba de marras.    Las obras culminaron con su inauguración el 19 de marzo de 1828, en homenaje a la reina Josefa Amalia, esposa de Fernando VII. En su interior se colocaron tres grandes lienzos, que representan una advocación a la primera misa, el primer cabildo, y un lienzo central – pintado con posterioridad- donde aparece una escenificación del acto de bendición del lugar y la misa del obispo de Espada, en presencia del Capitán General, la aristocracia y altos funcionarios del gobierno colonial, realizados por el pintor francés Jean Baptiste Vermay.

 5.- EL CENTRO GALLEGO    El Centro Gallego de La Habana se encuentra en pleno corazón de la urbe, en el Paseo del Prado (José Martí), frente el Parque Central y ubicado entre el Capitolio  y el histórico Hotel Inglaterra.    Ahora ese lugar es el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso,  bautizo reciente en honor de la Prima Ballerina Assoluta, creadora de la escuela cubana de ese arte y reconocida internacionalmente.    Entre los lugares de mayor contenido histórico del Paseo del Prado, está la cuadra comprendida entre San José y San Rafael, entre el Capitolio Nacional y el Hotel Inglaterra.    En ese sitio se inauguró el 15 de abril de 1838 el más importante teatro de la capital y uno de los mayores del continente, el Tacón, y en 1914 se edificó en toda la manzana el palacio del Centro Gallego de La Habana. Obra del arquitecto belga Paul Beleu y, construido en estilo neobarroco, en su fachada principal tiene cuatro grupos escultóricos de mármol blanco que representan alegorías de la beneficencia, la educación, la música y el teatro, obra de Giuseppe Moretti.    Desde su comienzo en 1880 dio a entender sus prioridades, pues nació con tres secciones: de Recreo y Adorno, de Declamación y  de Instrucción.    El Centro Gallego contaba con 701 asociados. Al poco tiempo creó una sección “de Lírica” y otra “de Filarmónica” con cometidos folclóricos y que se hizo cargo de lo que quedaba de la coral “Ecos de Galicia”.    En el año 1907 se colocó la primera piedra de su edifico-sede. En 1913 finalizaron las obras del Palacio Social y en 1915 se concluyó el Teatro.    El 19 de agosto de 1961, en ocasión del aniversario 25 del asesinato de Federico García Lorca, la Junta Interventora del Centro Gallego daba a conocer que el coliseo llevaría el nombre del poeta granadino, y en 1967 se le dio el nombre de Gran Teatro de Ballet y Ópera de Cuba, 10 años después el de Liceo de La Habana Vieja.    En 1981 es rebautizado como Complejo Cultural del Gran Teatro García Lorca, sede estable, bajo la dirección general de Alicia Alonso, del Ballet Nacional de Cuba, la Ópera Nacional, el Teatro Lírico Gonzalo Roig, el coro y la orquesta,  por lo que ahora una de sus salas principales lleva el nombre del poeta granadino.

 6.- BASILICA Y PLAZA DE SAN FRANCISCO DE ASIS     Uno de los paseos más interesantes de La Habana Vieja, está en su plaza de San Francisco de Asís, y la Basílica de idéntico nombre en ese mismo escenario, muy cerca del puerto.     El sitio es inmejorable. El silencio sobrecogedor que otorgan las mudas piedras, puestas muchas de ellas durante el siglo XVI, ahora sirve como excelente caja de resonancia para los conciertos que cada vez, con más frecuencia, se ofrecen allí.    Handel, Bach, Haydn y otras celebridades son huéspedes ilustres de esas paredes, o músicos cubanos de renombre como Ernesto Lecuona, Rodrigo Pratts y Gonzalo Roig, revividos a golpe de partituras ineludibles. Cada rincón de la Basílica reluce entre arias y oberturas, alzados por los adagios y los allegros.    La plaza de su entorno parece haber sido construida entre 1574 y 1591. Sus adoquines de hoy, la fuente a cuyo alrededor se encuentran cafetines de paso, fueron eje del asentamiento humano de aquel tiempo: una Habana ubicada definitivamente en noviembre de 1519 en las márgenes del denominado Puerto Carenas, hoy bahía habanera.    Los franciscanos, protagonistas de muchas aventuras evangélicas en América, se dieron a la tarea de tener su templo allí, algunas pruebas documentales hablan de que en 1719 se comenzó la construcción del convento y la iglesia, junto a las playas interiores de la bahía.    En 1734 concluirían la edificación. En 1846 un huracán se llevo la parte superior de la capilla, sin embargo la torre de 42 metros aun se conserva, otrora uno de los puntos más altos de la ciudad. En el templo se conservaron, en tiempos antaño, 500 volúmenes con la más importante información de la época.    El local paso por diferentes empleos, desde el religioso, hasta instalación oficial de correos, almacén, oficinas estatales hasta recuperar su embrujo particular, el 4 de octubre de 1993, para una sala de música de altos quilates.    Ahora la Basílica está a disposición de los visitantes más sensibles. Es un monumento a la belleza, al silencio y al recogimiento. Su salón culmina con un diseño que recrea el espacio abovedado que debió ser en tiempos de su cúpula, desaparecida por el huracán.    Un barroco primitivo da testimonio de la autenticidad de la obra, imitaciones corintias y dóricas reparten el toque de distinción de constructores que antaño pusieron sus esperanzas en esa obra y algunos han desaparecido totalmente en el tiempo dejando su alma en cada piedra.    Un Jesucristo en la cruz pende sobre las cabezas de los asistentes, la obra escultural, fue obsequio del conde O”Reilly al templo en épocas anteriores. Allí existen oleos de Vicente Escobar (1757-1834) y piezas religiosas que en espacios aledaños a la majestuosa sala de concierto se conservan para los curiosos.    En ese patio transcurren los intermedios, cuando los visitantes dan cortos paseos y miran hacia lo alto para percatarse de los contrastes de colores provocados por el sol en esa parte del mundo, con un embrujo particular en la Ciudad de La Habana: magia soñadora.

 7.- MONUMENTO AL MAINE    El Monumento a las víctimas del barco de guerra Maine fue inaugurado el 8 de marzo de 1925 por el presidente cubano Alfredo Zayas, con la presencia de altos oficiales del ejército y la armada de Estados Unidos. Se erige muy cerca de las grandes avenidas de Línea y Malecón en honor a los marineros que murieron en la explosión del acorazado Maine en 1898, que sirvió como pretexto a los Estados Unidos para declarar la guerra a España y apoderarse de lo que quedaba de su imperio colonial en América y Asia.    En el pasado su cúpula estaba coronada por un águila imperial que tenía sus alas extendidas en forma vertical, lo cual hizo que un ciclón dañara el monumento, colocándose posteriormente el águila con las alas horizontales.    El monumento es creación del ingeniero cubano Félix Cabarrocas y se asienta sobre una gran base de granito que simboliza la indestructibilidad del sentimiento cubano. La proa de la galera que en el monumento se destaca marca el rumbo hacia el Norte, como indicando que de allí recibió Cuba los auxilios y socorros durante la guerra de independencia.    Las dos columnas exactamente iguales, sobre los cañones y cadenas que se encontraban en el crucero en el momento de la explosión, muestran la igualdad de las dos naciones, apreciadas, no desde el punto de vista material y de la fuerza, sí desde el de la soberanía; y el águila que tiende el vuelo coronando el monumento parece que inicia el vuelo hacia el Norte en busca de su hogar.    El 18 de enero de 1961, la Junta de Monumentos, creada por el gobierno revolucionario cubano, acordó la modificación del monumento y como consecuencia de esto se suprimió el águila, los bustos y se realizaron otros cambios como la colocación de una tarja con la siguiente inscripción:    "A las víctimas de El Maine que fueron sacrificadas por la voracidad imperialista en su afán de apoderarse de la isla de Cuba. Febrero 1898-Febrero 1961.

 8.- MONUMENTO AL MAYOR GENERAL JOSÉ MIGUEL GÓMEZ    Este es sin lugar a dudas uno de los monumentos más bellos de la capital cubana. El dedicado al Mayor General José Miguel Gómez, más que un monumento en sí es un conjunto escultórico, en la Avenida de los Presidentes.    La majestuosa obra lleva la firma del escultor  italiano Giovanni Nicolini y exhibe en su centro una estatua de 3,50 metros que reproduce en bronce la figura del Mayor General sobre una base construida con  granito rosa proveniente de las canteras de la región italiana de Ravena.    En los costados aparecen seis figuras que representan las provincias en las que estaba dividida la isla en ese período, escoltadas por la bandera cubana.    El Monumento a José Miguel Gómez, se inauguró el l8 de mayo de l936, unos 15 años después del fallecimiento de esta controvertida figura de la escena política cubana del Siglo XX que alcanzó el grado de Mayor General en la última guerra contra el colonialismo español y fue presidente de la Isla desde 1909 a 1913. 

9.-MONUMENTO A LOS OCHO ESTUDIANTES DE MEDICINA    Este es uno de los monumentos más sentidos de La Habana y de Cuba. Conjunto escultórico erigido en memoria de los ocho estudiantes de medicina fusilados injustamente en La Habana en 1871.    Se ubica dentro de un parque situado en la Plaza de La Punta, cruzando la avenida del Malecón habanero, a poca distancia del acceso oeste del túnel de La Habana, en la Habana Vieja.    Esta obra fue inaugurada en 1890 en homenaje a los ocho estudiantes de medicina fusilados en La Habana en 1871. Los jóvenes habían sido acusados de haber ultrajado la tumba del periodista español Gonzalo Castañón.    A las cuatro y 20 minutos de la tarde del 27 de noviembre de 1871, en la Plaza de La Punta, frente al costado Norte de la cárcel de La Habana, se llevó a cabo el fusilamiento de los ocho estudiantes condenados a muerte por la supuesta profanación del sepulcro de Castañón.    Los inocentes inmolados fueron Alonso Álvarez de la Campa, José de Marcos y Medina, Carlos Augusto de la Torre, Eladio González y Toledo, Pascual Rodríguez y Pérez, Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde y Carlos Verdugo. Estos jóvenes fueron víctimas de los excesos desatados en Cuba por la reacción encaminada a contener los avances del separatismo insular.    El Monumento es un templete de estilo griego que rodea el sector de la pared en que los ocho estudiantes fueron fusilados y encierra en gran parte el paredón de fusilamiento, donde además se conservan las huellas de las balas que causaron la muerte de los jóvenes.    Esta pared resultó conservada por gestiones realizadas por Fermín Valdés Domínguez, conocido filósofo y catedrático cubano, y formaba parte de los barracones de ingenieros, edificio demolido en el año 1901. 

10.- EL TORREÓN DE SAN LÁZARO    El Torreón de San Lázaro o Torreón de la Caleta, fue construido con el propósito de mantener una posta de vigilancia donde por la geografía del terreno no alcanzaba la vista desde las fortalezas de La Habana.    Fue levantado en 1665 a cargo del ingeniero Marcos Lucio.  La fortificación era un eslabón más de la cadena de fortificaciones que defendían la ciudad de la continua amenaza de los ataques de aquellos corsarios y piratas que rondaban por el Mar Caribe.    El torreón, llamado así por un cercano leprosorio que estaba ubicado en la caleta del mismo nombre, anteriormente conocida como de Juan Guillén, servía de enlace entre los castillos de La Punta y La Chorrera, al mismo tiempo que vigilaba el horizonte en busca de velas enemigas.    La edificación es un perfecto cilindro de mampostería en tres niveles con aspilleras en el perímetro de su nivel intermedio y parapeto con pequeñas troneras en el superior.    Tiene una puerta de acceso al nivel del terreno. Con el paso del tiempo, la caleta se rellenó y el torreón quedó incluido en un parque republicano que lleva el nombre del Mayor General Antonio Maceo, ilustre militar de las Guerras de Independencia. 


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